Antes, en diciembre del 2014, descendió a la sima del Maestro de Nestares, en El Serradero, de 900 metros de recorrido y 130 de desnivel.
Realmente el ascenso a los 17 picos, los más altos de cada región, era un reto ya realizado por otros montañeros, pero no la combinación con la espeleología, gracias al cual ha colaborado con el Instituto Geológico Minero para realizar un estudio sobre terremotos, colocando sismógrafos en cada una de las cavidades a las que ha descendido.
El hecho de reservar el pico San Lorenzo con sus 2.271 metros de altura, como la guinda del reto no ha sido casual.
«Me pareció una montaña asequible y, de hecho, me acompañaron 35 personas, aunque hizo mal tiempo y las condiciones adversas dieron chispa y épica al ascenso», recuerda Carlos Flores.
Le acompañó un grupo del Club de Montaña K-2 de Nájera, con el que había compartido su experiencia meses atrás en sus jornadas culturales.
Podéis ver toda la información relativa a este proyecto
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