miércoles, 4 de octubre de 2017

Política y deporte


La Salomon Ultra Pirineu es una prestigiosa carrera de montaña.

La organizan grandes profesionales y voluntarios que aman este deporte y es posible gracias al patrocinio de Salomon, una compañía líder mundial en equipamiento de 'trail' y deportes de invierno, que también apoya a un equipo de corredores de primer nivel, entre los que se encuentra Kylian Jornet.

Hace ya un par de semanas, en el Parque Natural del Cadí Moixero se produjo una situación un tanto peculiar, una situación que no debería darse en ninguna competición de ningún deporte, pero que desgraciadamente se esta convirtiendo en algo normal en nuestro día a día en todos los ámbitos deportivos.

 Luis Alberto Hernando, un deportista con un palmarés inapelable (campeón del mundo de Trail IAAF y campeón de Europa de Ultras en 2017; campeón del mundo de Trail 2016; campeón Copa del Mundo de Ultras 2015; campeón del mundo de Ultras 2014, entre otros muchos éxitos deportivos), entró en séptima posición después de padecer todo tipo de sufrimientos en la carrera, como consecuencia de un recurrente dolor de rodilla. Ese séptimo puesto le aseguraba ser de nuevo campeón del mundo de Ultras.

Luís Alberto es un guardia civil de montaña, un 'super greiman'. Es su profesión y en ningún momento se ha manifestado políticamente. Hace poco publicó una foto en Facebook con su uniforme de trabajo, el que viste para salvar a la gente en la montaña, con un mensaje: “Cumplo 40 años, me siento más viejo y más verde que nunca”.

El sufrimiento de Luis Alberto durante la Ultra Pirineu no fue solo físico, también moral, por algunos sorprendentes insultos que recibió. Su 'pecado' era ser guardia civil. 





Los aficionados a las carreras de montaña somos gente que nos apasiona la montaña en todas sus modalidades, y solemos acudir a ella  para entrenar, competir, o simplemente pasear y disfrutarla. 

Lametablemente, se producen muchos accidentes todos los años, pero afortunadamente, contamos con gente como la Guardia Civil de montaña que se juega la vida en muchos de sus rescates. 


Los organizadores de la carrera, en especial su principal patrocinador, no son en absoluto responsables de estos sucesos. Pero sí lo son de dar cobijo —quizá por miedo, quizá por complicidad— a aquellos que han usado y abusado de las instalaciones de la Ultra Pirineu para hacer propaganda política y acosar a un deportista en plena acción. 





Esto no es deporte.



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